El tropo del artista aislado está por todas partes. De Anthony Burgess retiro de escritura en la campiña inglesa hasta el escondite de Dalí en el norte de España y, más recientemente, la mansión del DJ y productor Deadmau5, cerca de Toronto, los artistas llevan siglos buscando alejarse de todo.
Y en muchos casos, la soledad es una estrategia eficaz para despertar ideas. Pero, ¿cómo pueden los creativos asegurarse de que el torrente de ideas siga fluyendo? El proceso de entrar y permanecer en un estado mental creativo puede ser difícil de alcanzar.
Las conversaciones -las que tienen lugar en la vida real, con voces humanas- podrían ser la respuesta. Esto se debe a que el acto de participar en un intercambio vocal de ideas es un ejercicio mental totalmente distinto. Las conversaciones nos obligan a abordar pensamientos y preguntas desde una mente diferente, con un conjunto distinto de creencias y percepciones. En el proceso, arroja luz sobre ideas que quizá no hayamos considerado o explorado de forma significativa.
Pero no sirve cualquier charla. Las conversaciones que cuestionan los cimientos de las ideas pueden dar lugar a otras nuevas y bienvenidas.
¿Alguna vez te has metido en una discusión leve o incluso en un debate acalorado con alguien y te has dado cuenta de que era la primera vez que conseguías transmitir tus pensamientos con precisión? O peor aún, ¿has salido de la conversación sintiéndote derrotado y te has dado cuenta mucho más tarde de lo que querías decir exactamente?
Pensé en mudarme a Berlín durante años hasta que un amigo me preguntó: "¿Por qué no te mudas a Berlín ahora?". Aunque probablemente me había hecho la misma pregunta docenas de veces, había algo significativo en oírsela decir a otra persona.
No tuve respuesta a la pregunta y me encontré en la ciudad poco después. Sigue siendo mi hogar gracias a la eficacia de una pregunta tan directa.
Nuestras propias ideas preconcebidas sobre los temas -tanto personales como profesionales- pueden obstaculizar el uso eficaz de nuestra mente. Es un hábito que también podría tener su origen en lo que Aldous Huxley entendía como la "válvula reductora" de la "mente en general". El célebre escritor, investigador y pionero de la psicodelia era inflexible sobre las casi infinitas capacidades creativas del cerebro. Pero la mayoría de ellas, afirmaba, están limitadas por la tendencia darwiniana de la mente a restringir nuestros pensamientos a los necesarios para la supervivencia.
Lo mejor de la creatividad es que no se interesa por la mera supervivencia. Algunos, como el investigador Robert E. Franken, han definido la creatividad como "la tendencia a generar o reconocer ideas, alternativas o posibilidades que pueden ser útiles para resolver problemas, comunicarnos con... y entretenernos a nosotros mismos y a los demás".
Eso suena como si requiriera mucho empuje fuera del estado natural de nuestra mente.
Y aunque hay muchas vías para intentar mitigar la eficacia de la válvula de Huxley, como el ejercicio, las rutinas de respiración y la investigación espiritual, una conversación es una opción no tóxica, gratuita y accesible.
Decir las cosas en voz alta también nos permite alterar el tono y la textura de la conversación. Se ha demostrado, por ejemplo, que el sarcasmo aumenta la creatividad. Nos obliga a ver los problemas y las situaciones desde una perspectiva diferente, incluso cuando no era nuestra intención. Cosas como la parodia y el sarcasmo no se traducen bien a través del texto.
Cuando ocurren en persona, las conversaciones son oportunidades para ejercitar partes específicas de nuestro cerebro. Sin embargo, al igual que el ejercicio, hace falta algo más que entusiasmo para llegar donde debemos. La forma y la práctica son igualmente importantes. Una sin la otra nos dejará desequilibrados, sin progreso. Pero juntas, nuestras mentes, como nuestros cuerpos, pueden experimentar un crecimiento increíble.
Al igual que otras actividades de bienestar, es importante utilizar una variedad de actividades -incluidas las conversaciones en persona- para garantizar que podemos seguir siendo creativos.
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